La encarnizada lucha entre las fuerzas federales y sicarios al servicio de la delincuencia organizada volvió a teñir de rojo al estado, luego de que un convoy de efectivos de la Secretaría de Seguridad Pública Federal (SSPF) fueran emboscados por sujetos fuertemente armados en la Autopista de Occidente, cerca de Maravatío, resultando 5 policías muertos y al menos 6 más, gravemente lesionados. Al parecer de los atacantes no hubo bajas, pero son buscados por tierra y aire.
Pese al hermetismo que existe entre las autoridades de la Federación y del Estado, se pudo conocer en el lugar de los hechos, que alrededor de las 15:00 horas, sobre la mencionada rúa, en el tramo Zinapécuaro-Maravatío, circulaba dos unidades de federales con números económicos 14033 y 10940, en las que viajaban supuestamente 12 elementos.
Pero cuando pasaron por el puente que está ubicado en el kilómetro 175+400, desde la parte alta y de los costados de la carretera salieron por lo menos 20 hombres desconocidos, los cuales comenzaron a disparar a diestra y siniestra en contra de los uniformados con rifles AR-15 y AK-47, quienes al verse sorprendidos no pudieron repeler la agresión de manera eficiente y fue por espacio de 500 metros en que las ráfagas de balas siguieron a los policías, lo que ocasionó que una de las unidades chocara contra una barda, en donde murieron 3 de los efectivos y 500 metros más adelante, en la otra camioneta oficial falleció uno más, quedando 7 heridos.
Tras cumplir con su cometido, los sicarios emprendieron la huida en diferentes direcciones, al parecer sin ninguna baja, quedando fuera del alcance de las autoridades. Los oficiales que pese a estar heridos, solicitar el apoyo de sus compañeros y de inmediato, a la zona arribaron varias unidades más de federales, así como dos helicópteros Black Hawk y un M-1, además de efectivos de la Policía Municipal y Ministerial del Estado con el fin de apoyar a los agredidos.
Trascendió en el sitio, que junto a las patrullas de federales iba un vehículo marca VW tipo Jetta color gris, cuyo conductor al verse envuelto en las balacera, perdió el control de la unidad y chocó por alcance con una de las camionetas oficiales, para luego quedar fuera de la cinta asfáltica sobre el área de acotamiento del lado derecho y supuestamente, el tripulante se salvo de milagro.
También, a unos 50 metros de donde comenzó el ataque, quedó un tráiler, cuyo chofer sacó su experiencia y metió el freno, dejando una huella en la cinta asfáltica de al menos 50 metros, mismo que al parecer como pudo se bajo y corrió hacía el costado derecho de la carretera para evitar ser alcanzado por los balazos, desconociéndose si después regresó por su unidad.
Tras los sangrientos hechos, los oficiales heridos fueron trasladados a la ciudad de Morelia, para que fueran internados en el hospital Star Médica, unos en ambulancia y otros en los helicópteros de su corporación, a los que reportan como graves de salud, pero lamentablemente horas después dejó de existir uno más de los uniformados, quedando los otros 6 en manos de los especialistas.
Más tarde, el área de ataque quedó acordonada por elementos del Ejército Mexicano, teniendo que ser cerrada la Autopista por varias horas en ambos sentidos, formándose filas de automovilistas por varios kilómetros, lo que causó molestia entre quienes no sabían que había ocurrido y pensaban que se trataba de una toma de alguna organización civil o de maestros.
Extraoficialmente, se supo que en el lugar de los hechos, las autoridades pudieron recolectar por lo menos 200 cartuchos percutidos de las armas largas arriba señaladas y además encontraron espoletas de granadas de fragmentación, las que al parecer también activaron contra los policías federales.
Finalmente, a la llegada de los oficiales heridos y muertos a Morelia, la parte sur de la capital michoacana vivió un impresionante caos vial, causando molestia en la ciudadanía, que poco a poco se fue enterando de los lamentables hechos.
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